La recuperación del sector de la construcción, el más castigado por la explosión de la burbuja inmobiliaria que desató la crisis de 2008, está propiciando un cambio en la composición del empleo de esta actividad, tradicionalmente muy masculinizada. Aunque el cambio no es una revolución (la inmensa mayoría de los trabajadores de la construcción siguen siendo hombres), los datos sí apuntan a una mayor proporción de mujeres, que el año pasado alcanzaron el porcentaje récord del 9,6% del total de empleados del sector.
Según la última edición del informe ‘Mujeres en el sector de la construcción’, que publica la organización bipartita -patronal y sindicatos- Fundación Laboral de la Construcción, la media anual de ocupadas en el sector en 2021 fue de 123.637 empleadas; no es un récord en números absolutos (la cifra fue superior en 2008, 2009 y 2010) pero sí en términos relativos, porque en aquellos años la presencia de mujeres nunca pasó del 8,5%, y hasta el año pasado el ejercicio con más presencia femenina había sido 2019, con un 8,9% de empleadas en la construcción.
El perfil de la trabajadora en el sector es el de una mujer con estudios superiores, nacionalidad española y una edad promedio de 43 años. En este sentido, más de la mitad de las ocupadas en la construcción (65,6%) tiene entre 35 y 54 años -el grupo de edad igualmente mayoritario entre los hombres-; por otro lado, seis de cada diez ocupadas en la construcción tienen estudios de educación superior (61,6%), una proporción superior a la que se da entre las mujeres del conjunto de los sectores (52,6%). Por último, la nacionalidad española es claramente mayoritaria (84,5%); entre las extranjeras ocupadas en la construcción, los primeros puestos los ocupan las de nacionalidad rumana, venezolana y china.